Some variables of the maxillofacial surgical treatment and bioethics in the older adult
[摘要] INTRODUCTION. The maxillofacical surgical treatment is specially complex in older adults and the pre-, trans- and transoperative care are very important to obtain satisfactory results. The objective of this paper was to characterize some variables of the maxillofacial surgical treatment in the older adult and its importance as regards bioethical considerations. METHODS. A preliminary descriptive and cross-sectional study was conducted in a sample of 60 patients aged 60 or over that received attention at the maxillofacial surgery department of «Rampa» Teaching Polyclinic, in Havana City. The following variables were analyzed: age, sex, pathological history, knowledge about the informed consent and the most frequent diagnoses of intra-oral and extra-oral affections. RESULTS. The highest number of patients was found among those aged 60-69 (58.4 %), whereas the smallest representation was observed in the group aged 80 and over (5 %). Arterial hypertension affected 41.6 % of the patients (25), followed by diabetes mellitus (16.6 %) and arterial hypertension-associated diabetes (8.3 %). The intra-oral surgical treatment accounted for 75 % of the total and the extra-oral for 25 %. The most important intra-oral diagnosis was that of the 4th degree caries (25; 41.6 %), and the extra-oral was the basocellular carcinoma (10; 6 %). All the patients were surveyed about the knowledge of the informed consent. 35 patients (58 %) gave adequate answers to the questionnaire, and 25 (41.9 %) did not know anything about the topic. CONCLUSIONS. The intra-oral surgical treatment was mostly represented by female elderly. Arterial hypertension proved to be a risk factor in this population. There were more patients with adequate information on the informed consent.
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[效力级别] [学科分类] 外科医学
[关键词] Caries;carcinoma;bioethics;informed consent;older adult. INTRODUCCIÓNEl hombre siempre ha sentido la necesidad de comprender su actuación según las leyes de la belleza;y ese imperativo;determinado por el desarrollo social;se expresa de diferentes formas en cada sociedad histórica concreta. Tanto las relaciones sociales;como los valores culturales propios de la época y la sociedad;tienen como función específica el determinar la actividad estética y la conciencia del individuo. Es realmente en el seno de las relaciones sociales donde se fomentan no sólo los ideales sino el propio gusto estético;y a su vez son asimilados paulatinamente no únicamente a través de la educación;sino de la experiencia y la práctica del sujeto.El hombre a diferencia de los animales actúa sobre la naturaleza de manera consciente transformándola con la única finalidad de satisfacer sus necesidades;y de forma inconsciente se transforma a sí mismo adoptando una nueva actitud frente a la realidad;que sucesivamente se le torna más compleja;pero se apropia más de ella en la medida en que se ofrece mayor satisfacción a sus necesidades materiales y espirituales.1Federico Engels se refirió a ello cuando afirmó que solo por el trabajo;por la adaptación a siempre nuevas operaciones;por la herencia del perfeccionamiento especial así adquirido;de los músculos y tendones y en intervalos más largos;de los huesos y por la aplicación siempre renovada de este refinamiento heredado a manifestaciones nuevas cada vez más complicadas;ha alcanzado la mano humana ese alto grado de perfección con el que pudo realizar la magia de los cuadros de Rafael;las estatuas de Thorwaldsen;la música de Paganini [...].Históricamente;el hombre ha tenido la intuición de buscar y encontrar la belleza en el medio que lo circunda y en todo cuanto crea;aunque eso no sea el objetivo final de su producción. El gusto estético;como aspecto integrante de la capacidad creativa;se perfecciona cada vez más y se desarrolla de forma incesante;como factor decisivo en la formación armónica de la personalidad.El profesional de la salud no es ajeno en su actividad a la manifestación de una actitud estética. Dicha actitud estética se manifiesta en la interrelación sujeto-objeto;la cual debe ser explicada desde diferentes puntos de vista;como son la actitud estética del profesional con respecto a sí mismo;la actitud del profesional con respecto al lugar de atención al paciente y la actitud estética del profesional con respecto al tratamiento instituido.2En Medicina;tanto la formación como la responsabilidad ética son tan consustanciales como la formación científica;si queremos que continúe siendo la más humana de las ciencias.3 Los seres humanos tienen una idéntica y permanente dignidad;que se deriva del hecho natural de que son personas. Verdaderamente la persona humana posee cuatro dimensiones: biológica;psíquica;social y espiritual;a partir de lo cual el concepto de salud sufrió modificaciones;que culminaron con la inclusión de lo espiritual como una dimensión esencial del concepto;según la Organización Mundial de la Salud (OMS).4La persona humana es materia y espíritu;por lo que respetar el cuerpo es respetar a la persona;salvaguardar su identidad. El ser humano no se reduce a su cuerpo;pero tampoco existe sin él;así que cualquier intervención sobre el cuerpo afecta a la persona misma. A la vez hay que ser consciente de la dignidad humana y de la parcialidad del método científico;y de que los problemas que derivan con la técnica sólo pueden ser solucionados desde una perspectiva superior;en la cual queden involucradas todas las dimensiones del ser humano. Este es el planteamiento de la ética: primacía de la ética sobre la técnica y de las personas sobre las cosas.La bioética no exonera a los clínicos de sus principios: beneficencia;autonomía;no maleficencia y justicia.5-7Tiene en cuenta el método de la ética clínica;que sirve de soporte relevante al método clínico;6 como poderosa herramienta en la actividad práctica sistemática y en el ejercicio de la medicina contemporánea como auxiliadora que complementa la actividad clínica habitual;cuya finalidad es curar y restablecer la salud. No obstante;el médico se proyecta ante la responsabilidad de respetar y venerar los significados fenomenológicos y teológicos de la persona. El paciente se presenta como una realidad integral y para el médico;ante todo;es «su» paciente;también con un componente afectivo: no es sólo un paciente más. El método clínico es el único y verdadero arte de la medicina.6;7No sólo el conocimiento técnico acompañado de un alto nivel de información es capaz de resolver las dificultades que suelen surgir en las personas con pluripatologías crónicas y discapacidades;en un entorno familiar que no puede satisfacer las demandas suscitadas en estos casos. Ello exige buscar soluciones y alternativas que garanticen;que permitan preservar y promover el bienestar del paciente;teniendo en cuenta las perspectivas;los criterios y las aspiraciones del hombre enfermo;y nunca olviden que la salud es el disfrute pleno en las dimensiones del hombre.8;9Diferentes de las terapéuticas de la Medicina Interna;las quirúrgicas producen alteraciones del medio interno capaces de agravar las que ya existen en los pacientes como consecuencia de las propias enfermedades que ya padecen. De ahí que el cirujano;previendo estos efectos indeseados;está obligado no solo a minimizar dichas consecuencias sino a prevenirlas preparando a sus pacientes antes de la realización del acto quirúrgico;que no deja de ser siempre una agresión.10-12La ética es un aspecto que necesariamente hay que tener presente por su relación con la cirugía. En las manos del cirujano;se encuentran con frecuencia la vida de los pacientes;su estética y su capacidad futura para ejercer sus funciones corporales.10;11;13 En ocasiones;las enfermedades subyacentes en el paciente sometido al estrés quirúrgico provocan un regreso a conductas aberrantes e inmaduras superadas durante el desarrollo personal (mecanismo de regresión);que se manifiesta clínicamente como inseguridad;cambios afectivos bruscos;incapacidad para tolerar frustraciones y sobre todo;por una demanda permanente de afecto.El análisis de esta temática unida al del envejecimiento poblacional que ocurre en el mundo;enfatiza el hecho de que envejecer no equivale a enfermar;ni la vejez enfermedad. En un sentido más amplio;el envejecimiento implica una constante dialéctica de ganancias y pérdidas durante toda la vida.La cantidad de pacientes de estas edades aumenta;con lo cual lo hace igualmente el uso de procedimientos quirúrgicos;en todas las especialidades quirúrgicas. El tratamiento quirúrgico maxilofacial constituye un factor relevante en este tipo de pacientes;por lo que los cuidados pre;trans y posoperatorios son de suma importancia para la obtención de resultados satisfactorios.Este trabajo tuvo como objetivo caracterizar algunas variables clínicas y bioéticas en pacientes e" 60 años de edad;atendidos en el Policlínico Rampa;en el año 2006. Específicamente;se buscó determinar las afecciones intra y extrabucales y su frecuencia;así como la relación con la edad y el sexo de los pacientes; relacionar los antecedentes patológicos personales según los grupos de edades y investigar el grado de conocimiento del paciente con relación al consentimiento informado (véase ANEXO). MÉTODOS Se realizó un estudio preliminar;descriptivo;transversal con 60 pacientes operados de forma ambulatoria en el Servicio de Cirugía Maxilofacial;de quienes se estudiaron las variables siguientes: edad;sexo;antecedentes patológicos personales;bioquímicos;(hemoglobina;hematocrito;glucemia y coagulograma);diagnósticos intra y extrabucal clínico e histopatológico y conocimiento sobre el consentimiento informado.Los criterios de inclusión y exclusión fueron: · Inclusión: Pacientes de 60 años y más;sin signos de demencia o deterioro cognitivo. · Exclusión: Pacientes menores de 60 años;y los que presentaban signos de deterioro cognitivo u otras alteraciones de la conciencia. [时效性]